Empezó a caminar
¡Las voces de
Quiches y Pataz se escucharon¡
Empieza a caminar a paso ligero, ante las múltiples muestras
de preocupaciones por autoridades lugareños, empresas de trasportes por el atraso de la culminación del puente Antonio
Raimondi -Rio Marañón Áncash, la Libertad la empresa encargada de la construcción
informo que a más tardar se concluirá con la puesta del puente a fin de año.
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LOS PILOTES.- DE MARAYBAMBA-QUICHES-SIHUAS CONCLUIDA LA OBRA CIVIL DEL PUENTE DEL LADO DE ANCASH fotos:patazinforma |
Por: Mariano Bailon Pinedo – Periodista. pataznoticias.com
La citada universidad salvo su responsabilidad y el Sima, que es un organismo descentralizado de la Marina, hasta fue comprometido para realizar trabajos de ingeniería. El puente colapsado no costaba ni diez millones de soles y su reconstrucción, alcanzó en su primer momento a 35 millones de soles, luego aumentó a cincuenta y como veían que hay dinero, subió hasta cerca de ochenta millones de soles. Y qué aducían los contratistas para incrementar los costos: que han encontrado cangrejeras y era imposible colocar sobre ellas los espigones. ¿Esta posibilidad no la encontró el estudio de suelos? ¿Quién realizó dicho estudio, la UNI? Esta institución la desmintió. Dicho “estudio” lo hizo Graña y Montero y no se sabe a qué costo. De que están metidas muchas manos en este negocio no se duda, algunas limpias y otras no tanto, que los defensores del “elefante blanco”, llamado puente Raimondi, han colocado a sus parientes hasta para dar alimento a los trabajadores, está comprobado.
Desde la fecha que se concibió la idea para construir el puente sobre el río Marañón hasta que colapsó el 2012 (artículo publicado por el licenciado Hugo Tapìa Sifuentes) han transcurrido 20 (veinte) años y desde aquella fecha hasta el 2017, cinco años más, y nadie sabe a ciencia cierta cuándo será puesto en servicio.
Contestando a lo que el doctor Pareja dijera en torno a cambio de nombre del puente, hace recordar a la actitud mafiosa de malos empresarios que a fin de no pagar adeudos al Estado, a sus trabajadores y a los proveedores, cambian de nombre a sus empresas. La comparación con el malogrado puente santo Cristo II no es muy diferente si tenemos en cuenta que dicha obra se encontraba asegurada por Mapfre. Esta empresa evadió su responsabilidad aduciendo que el seguro no cubre “desastres naturales”, iguales pretextos pusieron Provías Descentralizado (MTC), la empresa supervisora, los contratistas, etc. El único responsable es el río Marañón que arrasó la estructura del puente. Los organismos de control del Estado fungieron una investigación, la cual, hasta el momento se desconoce el resultado. Y para redondear la impunidad de los responsables que ciertamente no es el río, cambiaron el nombre al puente, ahora se llama ¡Puente Raimondi!
Tal vez haya molestado al doctor Pareja la comparación que hice entre el puente Chagual y el Raimondi, los dos sobre el río Marañón. El primero, fue construido por los años 1930, cuando el ingeniero Mariano Tarnawiecki comenzó a explotar las minas de oro de Parcoy. Esta vía sigue operativa, soportando más del 80 por ciento de carga y pasajeros entre la costa y la sierra y el Raimondi, antes Santo Cristo II, a pesar de los muchos millones que está costando, ya lleva 27 años con la misma cantaleta de su construcción e inauguración.
El Raimondi, según la maqueta que se exhibe, será una hermosa obra de unos 130 metros de longitud, de dos carriles, bien iluminada, que nada tendrá que envidiar con los puentes de Europa y Estados Unidos, sin embargo las carreteras, tanto de La Libertad como de Ancash que desembocarán en dicha vía son de un solo carril y se encuentran en muy mal estado. Qué autoridades tan “inteligentes” tenemos. Es como si alguien se comprara un terno de casimir, una camisa de seda y corbata italiana y en vez de zapatos se pusiera llanques u ojotas.
Esta nota será remitida, como la fue la anterior, al Ministerio de Transportes y Comunicaciones y me comprometo a seguir ocupándome del puente sobre el río Marañón. Con seguridad, sus caudalosas aguas, no me arrasarán. Sé nadar perfectamente.